jueves, 17 de abril de 2008

[02] [.tip] [.les] Las caras de la lesbofobia

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Por supuesto, muchos de los casos incluidos en estas páginas bajo el epígrafe de “Las caras de la homofobia” incluyen también lesbofobia. Si los términos homosexualidad, homosexual y homofobia no entienden, en principio, de género, hace tiempo que organizaciones como EHGAM apuestan por diferenciarlos de lesbianismo, lesbiana y lesbofobia, porque son ellas mismas las que no quieren quedar ocultas en nuestro propio discurso.

EHGAM ha sido uno de los primeros colectivos en utilizar públicamente el término lesbofobia, editando una pegatina al respecto. El objetivo es conseguir la visibilidad de las lesbianas en todo momento y lugar, empezando por el mismo activismo. Como es bien sabido, las lesbianas, en cuanto mujeres, son doblemente discriminadas.

Por lo tanto, podríamos decir que la lesbofobia incluye siempre un doble odio: al odio a la homosexualidad acompañado de una especial dosis de machismo. El macho, heterosexual por definición, no puede tolerar que una mujer no sólo no esté a su servicio, sino que además pueda vivir plenamente sin necesitarlo para nada. En cambio el hombre homosexual le es necesario para reafirmarse en su “masculinidad” y mantener su rol de dominación; de ahí que se ensañe con su “mariquita”, “marica” y “maricón”.

Pero también hay que indicar que las lesbianas sufren, generalmente, marginación dentro de las comunidades homosexuales, sus colectivos y medios de comunicación, debido a una marcada misoginia de los hombres gays, que reproducen los roles sexistas.

Durante los últimos años las lesbianas van adquiriendo cierto protagonismo, aunque todavía no hay una presencia pública suficiente y constante, ni caras conocidas que puedan convertirse en claros referentes sociales. Sin embargo, durante los últimos tiempos están consiguiendo aparecer en los medios de comunicación, debido sobre todo a temas ligados a la convivencia en pareja, maternidad, adopciones y formación de familias.

La modificación del Código Civil para ampliar el matrimonio a las parejas del mismo sexo supuso un hito por cuanto eliminaba cualquier discriminación. Pero, al final, resultó que sólo era una igualdad aparente al impedir a las parejas lesbianas la consideración automática de madre de los hijos biológicos de la otra cónyuge. Se rectificó con rapidez, pero en el fondo había un claro sustrato de lesbofobia. La ley del matrimonio homosexual también había sido redactada por hombres.

Dos mujeres, Vanesa y Susana, han dado una lección, por el empeño en la defensa de sus derechos frente al juez de Murcia Fernando Ferrín Calamita, que impedía ilegalmente la adopción a una de ellas de la hija biológica de la otra: un trámite de un mes quedaba paralizado por la lesbofobia (en este caso) de semejante calamidad, más apegado a sus prejuicios católicos que a la justicia social. La pareja consiguió que el Consejo General del Poder Judicial lo suspendiera en sus funciones, por no encontrarse en sus plenas facultades mentales. Evidente, efectos de la lesbofobia, y de la homofobia, y de la transfobia.

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  • Fernando Ferrín Calamita

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2 comentarios:

Eretica dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eretica dijo...

Hola, este artículo siendo parte de la homofobía nos deja claro que las mujeres también tenemos preferencias sexuales distintas, como también debemos tener derecho a ejercerlas, algunas leyes aún están sujetas a bases ortodoxas, lo cual es un problema no sólo para quienes no estamos de acuerdo, sino para quienes sufren las consecuencias como en este caso, la mujer que no podía tener a su hija dentro de un matrimonio, que pienso, puede ser sano integralmente como cualquier otro, en fin, saludos.